jueves, 20 de octubre de 2011

Crisis Emocionales


Las crisis son cambios conductuales profundos que ocurren durante la vida de los individuos. Son alteraciones psíquicas agudas con duración aproximada de una a cinco semanas; no son signo de trastorno mental sino el resultado de la lucha por lograr el ajuste y adaptación frente a un problema temporalmente difícil de resolver. Estos problemas radican por lo común en situaciones nuevas que el individuo no puede superar de manera rápida. 

Los problemas son a la vez serios e inevitables: la muerte de una persona amada, desempleo, enfermedad, accidentes o intervención quirúrgica, invalidez, discordia conyugal, robos, violaciones, gestación, inesperada, divorcio, jubilación, migración, descalabro financiero, desastres naturales, guerras, etc. 

Las crisis son decisivas en el desarrollo vital del ser humano, pueden por tanto ser positivas o negativas. Son etapas de transición que representan tanto una oportunidad para el desarrollo de la personalidad o el peligro de una perturbación mayor que atente contra la salud mental del individuo. 

Algunos individuos logran dominar la experiencia penosa, la persona resulta fortalecida y capacitada para encarar el futuro en forma efectiva no sólo con la misma situación sino también con otras dificultades. Por ejemplo, la experiencia del combate provoca neurosis traumática en algunos soldados y a otros los hace madurar y salen de la situación con mayor confianza de sí mismos y más capacitados para el liderazgo y la iniciativa. 

En las crisis existe la interacción entre la persona con su experiencia de vida y la situación difícil. En una primera fase la persona frente al impacto de la situación problema emite respuestas habituales que son comúnmente ineficaces, luego una segunda fase donde emergen reacciones emocionales perturbadas tales como frustración, tensión, malestar, hostilidad, culpa, vergüenza, ansiedad, depresión. Ingresa luego a una tercera fase, en donde se incrementa la tensión, frente a eso moviliza recursos internos propios de su experiencia de vida motivándolo a crear nuevas técnicas para redefinir el problema. Esto conduce a su crecimiento personal que necesariamente lo lleva a modificar su rol en el grupo humano de pertenencia. Si el problema continúa sin solución lo que sigue es la desorganización de la personalidad, deterioro de la salud y finalmente la enfermedad. 


 FACTORES QUE INFLUYEN SOBRE EL DESENLACE DE LAS CRISIS Son dos factores: personales y socioculturales 

Factores Personales

Influyen sobre el desenlace de la crisis cuando el individuo responde con conductas inadecuadas y que no se adaptan a la nueva situación. 
Asimismo, es importante el significado que cada persona otorgue a la situación-problema. 

Factores socioculturales. Una persona no enfrenta sola su crisis, sino ayudada o bloqueada por quienes la rodean: familia, amigos, vecindario, comunidad y aún la nación. Estos grupos de apoyo actúan segun valores y tradiciones aprendidas que proporcionan conocimiento y confianza para resolver problemas en cierta forma aceptables. Las crisis no solo afectan a un individuo y a su familia sino a toda una red social más compleja. Existe garantía para un adecuado desenlace de la crisis cuando la organización del grupo familiar, especialmente, tiene un sistema de autoridad clara y aceptable y la red de comunicación es abierta. Para salir airoso de la crisis es pertinente considerar la polaridad acercamiento- alejamiento del problema, en donde habrá oportunidad para descansar de su lucha con el mismo y luego enfrentar, estar alerta y activo para retomar la situación. El individuo en crisis es más susceptible a la influencia de los otros que en época de función estable, la ayuda que le ofrecen las personas importantes para él, puede tener un efecto notable en la determinación de sus elecciones para la solución eficaz de su problema. En otra etapa de la crisis hay depresión e intento de suicidio. Ansiedad, pánico y fobia. Conducta histérica, ausencia de movimiento o mucha actividad, sienten y actúan como si no fueran las mismas personas. En general, las crisis son periodos relativamente cortos de desequilibrio psicológico en personas que enfrentan circunstancias amenazantes para sus vidas, estas constituyen para el sujeto un problema relevante que no puede por el momento ni evitar ni resolver con sus recursos acostumbrados. Durante el trastorno el individuo elabora una nueva forma de manejar el conflicto, descubriendo nuevas fuentes de energía en sí mismo y en el ambiente. Luego el trastorno disminuye y vuelve al equilibrio psicológico y la conducta coherente. Cada crisis representa tanto la oportunidad de un crecimiento como el peligro de un deterioro psicológico. Es una estación de paso de un sendero que se aleja o se dirige hacia el trastorno mental. El desenlace de la crisis depende de la reestructuración de un complejo de fuerzas conflictivas durante el período de desequilibrio. Algunas de ellas se originan en el interior del individuo y se relacionan con la estructura de su personalidad, experiencia personal y otras surgen del medio ambiente habitual, particularmente los cambios en la intensidad de las circunstancias peligrosas y la ayuda o interferencia perjudicial de terceros: familiares, amigos, consejeros formales e informales a los que se puede recurrir. Es claro que en la situación de crisis, la persona se encuentra comprometida a dar un paso adelante en su desarrollo. Es que se halla ante una encrucijada: por un lado lo que es, por el otro, lo que puede ser si cambia. Anhela crecer y se esfuerza por lograrlo y a la vez retrocede al dolor que todo crecimiento trae consigo. Existen en la comunidad asistentes formales e informales que las personas pueden acudir cuando surgen situaciones difíciles y que conllevan crisis emocionales y sufrimiento. Los asistentes formales esta conformado por los profesionales médicos, psiquiatras, psicoterapeutas, sacerdotes, maestros, asistentes sociales y enfermeros. Entre los asistentes informales o los no profesionales se encuentran el tendero, el cantinero, los brujos, los consultores sentimentales, los brujos, los chamanes. La intervención del psicoterapeuta es de una dimensión más total y completa. Contempla al ser humano desde una perspectiva mental, emocional, fisiológica, social y espiritual. A partir de esta visión, la intervención psicoterapéutica permitirá superar la crisis rápidamente y a un profundo fortalecimiento y crecimiento de la personalidad del individuo.

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