El duelo es la aflicción que siente la gente cuando sufre la pérdida de un ser querido. Existen muchos tipos de pérdidas y no todas se relacionan con la muerte. Una persona también puede hacer duelo tras la ruptura de una relación íntima o después de que uno de los padres abandona el hogar.
El duelo es una reacción natural frente a la pérdida de alguien importante. El duelo también es el nombre del proceso de recuperación que una persona atraviesa después de la muerte de un ser querido. El proceso de duelo lleva tiempo y el alivio suele aparecer en forma gradual.
Si bien todos experimentamos dolor cuando perdemos a una persona, el duelo afecta a las personas de distintas maneras. La manera en que te afecte depende, en parte, de tu situación y de tu relación con la persona que falleció.
Las circunstancias en las que muere una persona pueden influir en los sentimientos del duelo. Por ejemplo, si una persona estuvo enferma mucho tiempo o era muy vieja, es probable que esperen su muerte. Aunque no necesariamente esto haga que sea más fácil aceptarlo (y el sentimiento de duelo estará presente de todos modos), algunas personas descubren que saber que alguien va a morir les da tiempo para prepararse. Y si un ser querido sufre mucho antes de morir, las personas pueden incluso tener una sensación de alivio cuando llega la muerte. Si la persona que falleció era muy joven, por el contrario, es posible que tengas una sensación de que es terriblemente injusto.
Pero perder a alguien repentinamente puede ser muy traumático, sin importar la edad de la persona. Tal vez alguien a quien conoces murió inesperadamente; como resultado de un acto de violencia o de un accidente de automóvil, por ejemplo. Puede llevar mucho tiempo superar una pérdida repentina, porque quizá sientas que el acontecimiento y los intensos sentimientos que lo acompañan te tomaron desprevenido.
Perder a alguien porque cometió un suicidio puede ser especialmente difícil de enfrentar. La gente que pierde amigos o familiares por un suicidio puede experimentar un profundo sentimiento de desesperación o tristeza, porque se siente incapaz de comprender qué pudo haberlo llevado a tomar una medida tan extrema. Incluso pueden sentir enojo contra esa persona: una emoción totalmente normal. O pueden sentirse culpables y preguntarse si podrían haber hecho algo para evitar el suicidio. En algunos casos, después de una pérdida traumática, una persona puede deprimirse y necesitar ayuda especial para aliviarse.
Si perdiste a un familiar cercano, como un padre, un hermano o una hermana, es posible que sientas que te robaron el tiempo que deseabas pasar con esa persona. También puede ser difícil expresar tu propia aflicción cuando los demás miembros de tu familia también están afligidos. Algunas personas pueden esconder su propia aflicción o evitar hablar de la persona que falleció, porque tienen miedo de entristecer a un padre o a otro miembro de la familia. El duelo puede hacer que algunas personas se sientan culpables sin motivo alguno. Dependiendo de las circunstancias, algunas personas pueden preguntarse si algo que hicieron (o dejaron de hacer) causó la muerte de esa persona. Otros pueden pensar que si hubieran sido mejores personas, tal vez su ser querido no habría muerto. Estas cosas no son ciertas, por supuesto, pero a veces estos sentimientos y estas ideas son una manera de intentar darle sentido a algo que es difícil de comprender.
Todos estos sentimientos y reacciones son normales. Pero ¿qué puede hacer una persona para superarlos? ¿Cuánto dura el duelo? ¿Alguna vez todo volverá a la normalidad? ¿Y cómo vas a seguir adelante sin la persona que falleció?
COMO ENFRENTAR EL DUELOEl proceso de duelo es muy personal e individual; cada persona lo atraviesa de manera diferente. Algunas personas buscan el apoyo de otras y encuentran alivio en los buenos recuerdos. Otras tratan de mantenerse ocupadas para alejar su mente de la pérdida. Algunas personas se deprimen y se alejan de sus amigos, o evitan los lugares o situaciones que les recuerdan a la persona fallecida. Así como la gente siente el duelo de muchas maneras diferentes, también lo maneja de manera diferente
Algunas personas les puede ayudar hablar con otros de su pérdida, lo hacen natural y fácilmente con amigos y familiares; otras hablan con un terapeuta profesional. Tambien existen personas que no pueden sentir ganas de hablar mucho del tema, porque les cuesta encontrar palabras para expresar una emoción tan profunda y personal, o se preguntan si hablar les hará sentir más dolor. Esto está bien, siempre y cuando encuentres otras maneras de hacer frente a tu dolor.
Unas pocas personas canalizan su dolor involucrándose en actividades peligrosas y autodestructivas. Hacer cosas como beber, drogarse o cortarse el cuerpo para escapar de la realidad de una pérdida puede aplacar el dolor, pero la sensación es únicamente temporal. La persona no está realmente enfrentando el dolor; simplemente lo está enmascarando, lo que hace que esos sentimientos se acumulen en el interior, prolongando el duelo
Si el dolor parece empeorar, si sientes deseos de lastimarte a ti mismo o tienes pensamientos suicidas, habla con alguien en quien confíes y dile cómo te sientes.
EL DUELO NORMALEl duelo normal es la reacción psíquica que se da en el sobreviviente luego de la muerte de un ser querido. Si la muerte se da como un proceso anticipado el duelo se experimenta tempranamente. Es en el caso de muerte súbita o repentina que el duelo se hace sumamente doloroso.
La ruptura de una relación, con una persona significativa, provoca aflicción. Este sufrimiento es designado con el nombre de duelo y se refiere específicamente a la desaparición de un ser querido; produce alteraciones psicológicas como aislamiento personal, evasión, preocupación por la pérdida. El duelo en los adultos puede extenderse hasta 2 meses mas allá de ese tiempo se habla del duelo patológico.
La cultura prescribe usos, costumbres, normas para que los sobrevivientes puedan elaborar el duelo; en nuestro medio alguien de la familia asume la función de poner la mortaja del fallecido, otro consigue el ataúd y sus atuendos, otro se encarga de la publicación en un periódico, otro organiza los contactos sociales que los deudos han de tener con los que acuden a darles el pésame, otro contacta con un sacerdote quien dará algunas plegarias y a veces hasta alguna misa, también se organiza las personas que transportan o acompañaran el féretro. En algunos lugares, durante el velorio y por la madrugada, dan alimentos y otros se dedican a contar chistes, esto, entiendo que, es una forma de negación de la realidad de evadir su temor a la muerte, un miedo a confrontar esta penosa situación, es una forma de deflexión que sirve como amortiguador para evitar entrar en contacto con su propio sufrimiento. En la medida que se cumplan los rituales prescritos por la cultura, entonces el duelo se asimilara mejor. También se sabe que aquellas personas que han hecho crisis frente al cadáver y han expuesto su aflicción, su salud mental en el futuro será mejor que aquellas que asumen el rol de fuertes, es decir se colocan la careta de no sentir, controlando sus emociones, tornándose racionales y por lo tanto no hacen crisis, sin embargo en el futuro serán los mas enfermos del grupo.
La iniciación de una enfermedad esta precedida a menudo por la pérdida de una persona importante en la vida de la persona. Se dan casos de personas que sufren de infarto del miocardio luego de la muerte de un ser querido. El sobreviviente reacciona “buscando el objeto perdido” luego se aparta y deja de buscar, siente desamparo.
La longevidad trae consigo la presencia de enfermos crónicos, quienes están alejados de su grupo familiar o están institucionalizados de modo que su muerte puede acaecer en un centro hospitalario y son las “casas funerarias” quienes preparan el cuerpo para la sepultura y los arreglos pertinentes para el velatorio, estos hechos hacen que no se experimente el duelo adecuadamente.
ETAPAS DEL DUELO Son cinco las etapas del duelo: alarma, embotamiento, búsqueda, depresión
y recuperación. La reacción de alarma es una respuesta fisiológica (taquicardia, hipertensión arterial), sigue el embotamiento que sirve para regular la entrada de información dolorosa, la tercera etapa es la búsqueda del objeto perdido que incluye alucinaciones “no puedo evitar verlo aunque se que esta muerto” o sienten la presencia del “alma del finado” o que de algún sitio “él me está viendo” . La depresión es la etapa que sigue e incluye sentimientos de culpa, aflicción, ansiedad, pesimismo, negación de la realidad. Finalmente la recuperación que implica el acortamiento de la realidad y su aceptación.
EL DUELO PATOLÓGICO Sin embargo la persona sobreviviente puede hacer un duelo patológico.
La intensidad del duelo depende de la edad cronológica, la madurez emocional, el apego al desaparecido, la historia de cómo enfrento sus perdidas anteriores, el apoyo de la familia y la comunidad, la preparación para enfrentar la muerte, los problemas económicos que quedan por resolver.
El duelo patológico lo reconocemos porque la persona se ha identificado exageradamente con el difunto. La persona se encuentra resentida, sufre de remordimientos, autoreproches .
Durante el duelo normal la función del psicoterapeuta es de dar apoyo, de acompañar, estimular el enfrentamiento con la realidad, tranquilizar, señalar que lo que siente es normal, explicar que la conducta a de ser pendular, es decir, unas veces en contacto con el dolor y otras de apartamiento. Aconsejar que participe de los rituales socioculturales como misas, llevar flores al cementerio, rezar, todo este repertorio de conductas tienen que ir de mas a menos de modo que antes de finalizar el año se hallan extinguido todas aquellas conductas de duelo, de modo que el sujeto llegue a la recuperación y pueda recordar sin dolor aquel aciago acontecimiento.